viernes, 14 de diciembre de 2007

DIAS DE OCIO



Are gone.
De vuelta a una empresa, a la lluvia de ideas, a las encuestas, a un grupo nuevo de gente, buena y mala, como uno; el regreso a proyectos, a pasillos donde uno es recibido, juzgado, exigido, evaluado, observado, querido, felicitado y apuñalado. Pero debo agradecer que se hayan equivocado conmigo.
Siempre me meto en problemas, lo sé. Pero hay una razón importante para dejar de vagar como un gitano: mis perras deben comer como reinas. La clase media es así, hay que proveer, salir a cazar. Y hay una razón más profunda y aterradora: me gusta.
No tengo un pack de certezas después de estos meses desocupado. Sólo sé que cometí errores que no quiero volver a repetir, tanto conmigo como al interior de los proyectos. Que de algo sirva la experiencia. Haber vivido sendos naufragios y orgías opíparas.
Por cierto, esta etapa de mi vida la viviré en silencio. En tiempos de Mirageman, quiero ser El Hombre Invisible. Por esa razón, este blog seguirá siendo sobre ocio, porque es algo que no pienso dejar de vivir. No hablaré de trabajo ni ca-gan-do porque no representé ni represento el trabajo de mis compañeros. Los Días de Radio no volverán. No tendré que abrir un blog para explicar un proyecto. Este se defenderá solo.
Me voy en metro y me vuelvo caminando. De Pedro de Valdivia norte a Ñuñoa. No está mal. Después será en bicicleta. Nunca más auto, a menos que sea uno muy caro y regalado. Entonces claro, nunca más auto.
Me siento como Harrison Ford junto a la bella replicante Ripley de Blade Runner, escena final. El se pregunta que no sabe cuál es su fecha de terminación, pero... ¿quién sabe? Lo importante es que algo comenzó. Que sea lo que tenga que ser.
Ah. Estoy en el Grupo Dial. Parto el dos de enero del 2.008, aunque parece que ya lo hice. El que nace huevón, muere revuelto.